Hoy en día, todo el mundo reconoce que la educación es uno de los elementos más decisivos del desarrollo humano y un instrumento poderoso para reducir la pobreza. Aparte de ser fundamental para lograr los objetivos de desarrollo del milenio (ODM), representa un eficaz hilo conductor hacia el progreso de las personas y las sociedades, al mejorar la salud, la igualdad de género, la paz y la estabilidad.
Por ello, se trata de un componente central de la misión del Banco Mundial. La institución colabora con los Gobiernos a través de financiamiento, trabajo analítico y asesoría sobre políticas a fin de integrar la educación en las estrategias económicas nacionales y crear sistemas educacionales holísticos y equilibrados que generen buenos resultados. La meta final es ayudar a las naciones a lograr un aprendizaje de calidad para todos y, al mismo tiempo, invertir en las aptitudes y conocimientos necesarios para asegurar crecimiento y competitividad mediante sistemas de educación eficaces. El Banco brinda apoyo a los países para que puedan ampliar el acceso global a la escolaridad, mejorar la calidad del aprendizaje y llegar a los grupos más pobres y desfavorecidos.
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